Pocos días después del derribo de dos drones sobre el tejado del Kremlin, ni los ucranianos ni sus proveedores militares y amos políticos (Reino Unido y Estados Unidos) han tenido el valor de reivindicar la paternidad de la acción terrorista. Hay tres versiones del incidente: la versión ucraniana, que, como en los atentados anteriores, niega y señala a los opositores de Putin como autores; la versión estadounidense, que reitera la extrañeza de la Casa Blanca; la versión rusa, que acusa a Estados Unidos y Ucrania de intentar asesinar al presidente Vladimir Putin.