Moisés Absalón Pastora, 6 de octubre 2025
Los nicaragüenses tenemos una gran responsabilidad con nuestro país. Podrán decirme que ese es el primer deber de todo ciudadano en beneficio de la tierra que lo vio nacer y tienen razón, pero en nuestro caso particular tenemos que reconocer que esa responsabilidad es mayor porque estamos inmensamente empobrecido por las tragedias infringidas por la naturaleza y por la naturaleza de nuestra propia mano contra la nación.
No podemos evitar lo que las torrenciales lluvias, lo que nuestros océanos, los volcanes, la tierra, y los aires puedan hacer contra nuestro terruño, pero sí podemos esforzarnos para que la reacción de la naturaleza contra nuestras agresiones hacia ella sea menos dolorosa y eso está en nuestras manos asumiendo conscientemente un compromiso con el medio ambiente con la esperanza que el resto del mundo haga lo mismo para que el planeta no siga siendo devorado por sus hijos.
Cada vez que un fenómeno natural reacciona contra lo que la especie humana hace, contra el ambiente que Dios creó, las pérdidas en vidas humanas se cuentan por miles y lo material y los costos se cuantifican en billones de dólares para las grandes urbes y en décadas de atraso para países pequeños como esta Nicaragua a la que además hay que sumarle las guerras que hemos creado, que en muchos casos nos las inventamos porque no fuimos capaces de considerar que la tolerancia y el diálogo valen más que cualquier locura bélica.
Cuando yo hablo de responsabilidad para con nuestro país hablo ampliamente considerando que la acción no solo es un deber sino un derecho y lo principal, en ese dar y recibir, es romper con la norma histórica de la confrontación como deber y la paz como derecho sobre todo cuando hay amenazas evidentes que apuntan a nuestro futuro, que menos mal solo son celebradas por una ínfima minoría de malos nicaragüenses, pero que al final también los afecta a ellos y junto a ellos a todo al país.
Los politiqueros, que creen dañar a Daniel Ortega, ya sabemos, están afectados por su propia necedad, pero es injusto que su persistente resentimiento traslade a las futuras generaciones condiciones inapropiadas que endurecerán el porvenir.
Nicaragua hasta el 2018 había logrado construir el escenario más óptimo desde 1990 hasta los días de aquella coyuntura que ya gracias a Dios ya superamos y aquel ritmo de crecimiento económico sostenido fue posible por la aplicación de políticas sociales que impactaron notablemente en la lucha contra la pobreza que es el flagelo que nos estanca siendo una guerra que hay que librar todos los días de batalla en batalla y lograrlo no es solo responsabilidad del gobierno, sino también de una empresa privada que junto a los trabajadores lo deben seguir haciendo, fortalecido este esfuerzo con el grandísimo aporte de las pequeñas y medianas empresas, que desde lo chiquito son lo grande.
Esta realidad no es compartida por una ínfima minoría que ve en el sandinismo a su enemigo y con toda seguridad tienen el derecho equivocado de pensar así, pero cuidado que el odio nunca fue ni será buen concejero porque el daño dirigido, directo, premeditado y burdo contra una gran mayoría que como la nuestra siente otra vez la brisa de la esperanza es simplemente contraproducente y el efecto es el de un boomerang que se regresa violentamente.
Las encuestas, ya no importa quien las haga, porque hasta en las mismas que paga el imperio para desprestigiarnos siempre se leen muchas cosas a nuestro favor que les es imposible ocultar te conducen siempre al mismo resultado y te dicen, por ejemplo, en los índices reales que el desempleo y la carestía de la vida son los principales factores de preocupación para el nicaragüense y esos son fenómenos engendrados por el enemigo, por nuestro único enemigo; La pobreza.
Los que explotan esta realidad tratan de tomar el tema como una negación de que el país creció sostenidamente a partir del 2007 hasta el 2018 como ninguna otra nación latinoamericana lo hizo y aunque el promedio fue de 4.5 lo que resultó sumamente alto, aspecto constatable con las carreteras de primer mundo que duplicaron su kilometraje histórico desde hace dieciocho años, con los hospitales nuevos, con escuelas nuevas, con el desarrollo turístico, con parques, con el ornamento de las cabeceras departamentales y sus municipios, con estadios y otras infraestructuras deportivas, aun así no es suficiente dice la perversidad para que nos movamos hacia arriba de ese penúltimo lugar que proclaman que estamos en la cola junto con Haití como nación sumamente empobrecida, lo que por supuesto no es otra cosa que una odiosa bestialidad porque para que les duela estamos encima, proporcionalmente hablando de muchos países de América Latina que se ufanaban ser poderosamente económicos y ahora su factor de crisis lo origina la indigencia en términos de pandemia.
¿Cuál es el contraste entre aquellos que llegaron a crecer sostenidamente hasta por tres décadas consecutivas y nosotros?
Simple mientras los otros crecieron sin detentes sostenidamente aquí en Nicaragua nos la pasamos enfrentados por más de 50 años y algunos cuantos locos, que viven hablando de volver a las guerras, solo viven pintando fatalidades para recetarnos pesadillas que solo ellos viven para complicar nuestra existencia y conferir armas a los que históricamente nos ven como sus enemigos porque no es el mundo con el que tenemos excelentes relaciones en que nos quiere poner la bota encima sino que es los Estados Unidos, el policía de la tierra que no nos perdona que a pesar de sus invasiones y de sus intervenciones sigamos en pie y además reconocidos por naciones verdaderamente amigas que destacan nuestra voluntad para ir hacia la búsqueda de un futuro distante al pasado donde todo lo solucionábamos por la boca del fusil y no como ahora a través del diálogo y la negociación que para el GRUN es un tema serio y para el oposicionismo una jugarreta y claro que cuando hablo de diálogo y negociación es con quien lo quiere hacer lo que nunca sucederá, sin saber ni como se llama y te dice que la mesa es de rendición, no de conversación, porque esos pa fuera.
Hablo de diálogo y negociación porque sí hemos crecido económicamente, sí existe una respuesta a las demandas sociales, sí hay progreso por todo el país, pero sí tenemos problemas que resolver también amenazas con seguridad y la solución debe conducir a mejorar la institucionalidad del estado para perfeccionar la democracia nicaragüense, hecha a la nicaragüense y para los nicaragüenses y no la democracia norteamericana, para los norteamericanos y lo expreso así porque tristemente aquí hubieron lacayos nacionales del imperio que ya no están aquí ni tienen retorno que quisieran ver a nuestro país simbolizado como una estrella en la bandera que ondea sobre la casa Blanca.
Estos que equivocadamente nacieron aquí y que están dónde están por traidores mienten sobre nosotros todos los días al sobre dimensionar problemas que con mucha mayor fuerza de impacto viven otros países, pero que describen como si aquí el país viviese bajo una brutal y sanguinaria dictadura a la que hay que combatir a sangre y fuego para que los marines vengan y los pongan a ellos porque de otra manera no lo logran.
El problema del sandinismo es que no tiene oposición. Los que le ven como un enemigo son inexistentes y fantasmales y cuando aquí se dice que no hay oposición en Washington, interpretan que el culpable de ello es el líder del FSLN, pero aquí, las encuestas demuestran, sea esta de M&R, Borge & Asociados, Cid/Gallup o SISMO, que los nicaragüenses identificamos a los reducidos pensamientos del fracaso y la fatalidad, que incapaces de producir, de proponer, de ofrecer, no hacen más que el ridículo estrellándose con la realidad que no solo vive el pueblo que está dispuesto a defender lo suyo con su voto para continuar saboreando el progreso y andar hacia su bienestar porque eso es más que avanzar sin volver al pasado donde los mismos que solo quieren el “quítate vos para ponerme yo” están marcados por el único interés del enriquecimiento y la figuración que les caracterizó cuando tuvieron la oportunidad que como gobernantes perdieron. Es decir, el pueblo ve en el partido de gobierno la acción del verbo y en eso que se dice oposición una amenaza contra su esperanza.
Decir que en Nicaragua hay un partido único es una frase que le duele en lo más íntimo a los enemigos de Daniel Ortega, pero a estas alturas deberían dejar de ser avestruces para no seguir metiendo la cabeza en el hoyo o tortugas para esconderse en su caparazón. Los oposicionistas si quieren llegar a ser oposición en el país, si quieren alcanzar entre la población algún grado de respeto y que les conceda un poco más de ese casi invisible porcentaje que el electorado les confiere, deben cambiar el rumbo de su conducta y asumir con responsabilidad y eso comienza por dejar de hacerle daño al país porque hasta ahora sus baterías están dirigidas contra Nicaragua y no contra su gobierno y lo hacen repitiendo mentiras burdas y ofensivas que cuando se dicen, con altos acentos de ignorancia y perversidad, lo primero que uno piensa es cómo puede existir tanta maldad concentrada en el cuerpo de personas que como ellos se suicidan políticamente todos los días por el efecto tóxico de su propio veneno.
Nosotros, los verdaderos nicaragüenses, los que amamos a nuestro país, independientemente si estamos fuera o dentro, sabemos quiénes nos odian, no porque les hayamos hecho algo, -ellos se lo hicieron- sino porque esos interpretan que nuestra felicidad es una provocación. Luego entonces el pueblo de Nicaragua no los determina, algunos desde los medios sí porque estamos claros que libramos y peleamos la guerra de las ideas entre la verdad y la mentira y somos guerreros espartanos que asumimos nuestra responsabilidad sin que signifique que estamos pendientes de ellos, es al revés ellos están pendientes de nosotros, pero lo bueno es que mientras más incapaces lucen en el debate político e ideológico, entre más nos envidian y nos odian, Dios nos bendice más y esa es una explicación clarísima al por qué el país, la nación, con la responsabilidad constructora de sus ciudadanos es lo que es hoy; una gran patria.
Qué sigan entonces tirando veneno. Aquí nosotros seguimos creciendo sin pedirle permiso a ningún amo. Que sigan, ante la incapacidad de hacer valer sus mentiras, atacando, chismeando y maldiciendo porque es nuestra moral la que nos sube, nos levanta y nos energiza todos los días.
¿Por qué estamos hoy donde estamos, por qué crecemos como personas, como sociedad y como nación?
Porque supimos liberarnos de los tentáculos que nos hundían hacia el fondo, hacia el ahogo. Porque identificamos que el fin de la maldad era matar el propósito noble de ser libres. Porque supimos que aquellos que le dieron la espalda al país, pretendiendo castigar a los que tenemos una visión de redención para la nación, nos hicieron comprender claramente que jamás los necesitamos y porque esos mismos nos abrieron los ojos con una verdad dolorosa, la gran traición que consumaron y esa realidad donde hubieron familiares y amigos, para muchos fue el inicio interior de una gran transformación y eso- fue una gran lección porque a veces se nos tiene que quebrar el alma solo para reconstruir con más determinación que nunca.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA