Moisés Absalón Pastora, Detalles del Momento, 1ero de Junio 2022
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En Estados Unidos a un menor de edad en una de esas miles de tiendas de conveniencia no se le puede vender un paquete de cigarro o una cerveza, las discotecas tampoco abren sus puertas para ellos si no muestran una identificación que determine su fecha de nacimiento y tampoco no pueden votar, pero eso sí, basta que tenga 18 años la criatura, puede ser un niño o una niña, para que pueda comprar un arma ligera semi automática que es fácilmente modificable y aunque para algunos tipos de armas hay estados que establecen la edad mínima en 21 años como requisito básico, esto nunca deja de generar controversia porque como se dice en el país del “sueño americano” ahí todo es posible y como lo que interesa a la industria y negocio armamentista es vender, entonces al final no es tan importante que los documentos que se presenten puedan resultar falsificados si de todas formas ni la misma policía pone atención a esas ligerezas.
Desde el criminal negocio indiscriminado que la venta de armas genera en Estados Unidos, han surgido otros, que aunque representan el terror que vive el ciudadano en aquel país, no dejan de ser parte del mal causado y es el de las mochilas blindadas y se están vendiendo por millones porque conscientes de que al final los menores y estudiantes tienen que asistir a la escuela, los padres, al menos proveen a sus hijos de alguna coraza blindada para que las balas no continúen masacrando al futuro de una nación, que vive lo que vive, por un modelo degenerado que solo concluye en muerte.
Es difícil comprender o digerir hasta dónde la llamada sociedad norteamericana ha llegado porque es inaudito, para cualquier persona que tenga idea de las consecuencias que significa juntar a una persona con un fusil y menos con una criatura, porque es temerario, porque huele a peligro, porque es una invocación a la muerte y yo observé esto en un video, cuando una madre “graciosamente y tiernamente” le pedía a su niño, de apenas cinco años que repitiera una y otra vez la escena de montar una bala en el cañón de un poderoso fusil y cómo disparar y cómo montar el magazine.
Aquello sucedió en un local inmenso dónde se exhibían en venta las más modernas y sofisticadas y dónde padres y madres acompañaban a sus criaturas para que escogieran sus “regalitos” a lo mejor por haber arribado a sus primeros diez años de edad o para que se defendieran de aquellos que hacen bullying a sus vástagos o para que muy temprano comenzara a manejar las armas que utiliza el imperio contra otros pueblos como se refleja en esos videos de guerra que se juegan en computadoras y que en realidad son verdaderas escuelas de asesinos porque transforman la mente con estrategias, armas poderosas y efectos sangrientos que no tengo duda son el origen de esas masacres que sacuden al mundo cuando las conocemos, aunque desgraciadamente ya son tan frecuentes que hay quienes se están acostumbrando a ellas y es tan cierto lo que digo que hoy sucede una masacre y mañana se olvida y vuelve a pasar y se vuelve a olvidar, pero sí debo decir que la última me dejó los pelos de punta porque el asesino se grabó todo lo que mirábamos era exactamente uno de esos juegos de Nintendo y a un asesino con una puntería macabra.
La última matanza, han habido otras que se cuentan por decenas en el pasado y hasta con mayores saldos fatales, dejo 19 niños y dos profesores asesinados en una escuela primaria de la ciudad de Uvalde, Texas, a lo que debemos sumar colateralmente la muerte del esposo de una de las víctimas, una de las maestras, al que le dio un infarto fulminante porque nunca asimiló el impacto de la pérdida de su esposa y claro otra vez la tragedia puso en relieve el debate sobre la venta, tenencia, porte y uso de armas de gran calibre en Estados Unidos, un país que ampara este derecho constitucional consagrado en la Segunda Enmienda. Según encuestas de opinión pública, a escala nacional el 70 % de los ciudadanos está de acuerdo en que se legisle para restringir la venta de armas de asalto usadas en la mayoría de tiroteos masivos, como el ocurrido este mes en Buffalo, Nueva York, y ahora en Uvalde, Texas. El sitio web Mass Shooting Tracker, que lleva una compilación de datos sobre tiroteos con saldos letales y heridos en Estados Unidos ha contabilizado solo en el mes de mayo 44 tiroteos, en nueve de estos se han registrado más de dos muertos en cada uno.
Desde el 18 de mayo de 1927, que fallecieron 45 personas en la primera masacre que se registra en una escuela en estados Unidos, tragedia sucedida en el estado de Michigan con explosivos y perpetrada por tal Andrew Kehoe, miembro del comité escolar, que opinaba que un aumento de impuestos para beneficiar a la escuela lo hubiera llevado a la ruina, han pasado cualquier cantidad de inquilinos por la Casa Blanca y todos ellos hasta el actual, Joe Biden, lo único que hicieron fue lamentarse y exhortar a los padres a tener mayor control sobre sus hijos porque en la medida que aumentaron los juegos de guerra o las escuelas de asesinos, en esa medida los hechores fueron menores de edad.
Qué absurdo que el imperio norteamericano, que se arrogó el poder de saquear, someter y asesinar a las naciones que se lo permitieron en el mundo, no lo tengan para poner freno a estas masacres y no lo hacen porque abiertamente te dicen que quien se opone a ello es la industria armamentista y lo más absurdo es que hacerlo sería negar el derecho a la autodefensa de la vida a sus ciudadanos cuando la verdad es que es al revés.
En esencia esto es parte de la hipocresía y de la inmoralidad del imperio norteamericano, que es una sociedad decadente y ausente de valores de la que se dice está al borde de una guerra civil porque sus partes adiestradas para matar, armadas hasta los dientes, saturadas por el odio racial y la iniquidad de un sistema que solo injusticias produce, está harta de vivir al margen de una agenda donde solo los grandes capitales, el mero capitalismo salvaje, tiene cabida y son los que en las últimas décadas quieren simplificar su mundo y el de los demás para no compartir lo que de por sí tienen acaparado a través del gran negocio de las armas.
¿Qué lecciones ha aprendido el mundo irracional como socio de los Estados Unidos?
Gran parte del mundo hoy se mata con más frecuencia y cómo no se iba a matar si el imperio como “gran policía” del planeta sabe dar únicamente lo que más tiene, armas, poderosas armas de inmenso poder, que pone en manos de pendejos que pelean las guerras que la Casa Blanca por cobardía no quiere por no volverse a ver derrotado.
La sociedad estadounidense es cada día más contradictoria en todas sus dimensiones. Los banqueros que son el verdadero poder imperial han disfrutado de los manantiales de dólares que se han embolsado en las últimas décadas y por más corruptos que sean, no reciben castigo ni cárcel, a pesar de las grandes crisis económicas que causaron al mundo como la de 2009 o como a la que a inexorablemente vamos como consecuencia de la guerra fraguada por Washington contra Rusia usando a Ucrania y a sus perros de la OTAN.
Es tal la inmoralidad estadounidense que uno de sus delincuentes de corbata decía que la mejor manera de robar un banco es tener uno o sea la idea no es asaltar el banco con una pistola y con la cara cubierta con una máscara de esquiar, sino abrir una institución financiera y llevarse los depósitos de los usuarios, mentirles, ponerles multas, violar las leyes financieras, y después pedir perdón o ser perdonado por sus amigos en el gobierno y así la misma estrategia la aplican con las guerras, las desatan porque ellos tienen las armas para que estallen y así consumen crímenes de lesa humanidad sin castigo.
Estados Unidos enseña a matar y robar desde edades tempranas y en consecuencia no deben asustarnos esas masacres. Lo que sí debemos hacer es no permitir que ese inmoral libertinaje toque las puertas de nuestra nación por lo que debemos estar atentos a toda expresión de odio que identifiquemos para aplastarla porque lo contrario es perder el sueño de vivir en paz, de construir una sociedad formada en valores donde el significado de la vida sea una expresión de solidaridad, de saber compartir, de comprendernos, de respetarnos y conceder a cada quien el espacio que merece, pero observando las leyes que nos protegen a todos dentro de los derechos y obligaciones que nos asisten.
La legalización rampante del aborto, la inmoralidad degenerativa de los géneros, la celebración de la violencia, la desobediencia a los pobres y necesitados, la idolatría desenfrenada, sobre todo al dinero, son ataduras que esclavizan, son monedas de uso corriente en el imperio, pero no para aquellos que realmente queremos ser libres y sobre todo humanos.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA