¿Quién tejió el petate?

Submitted bytortilla onMar, 12/04/2022 - 10:14

Winnie Narváez Herrera, ÁBACOenRed/FUPECG, 12 de abril 2022

El arte tejido con distintas plantas es parte esencial de nuestra historia latinoamericana. En Totogalpa, municipio indígena de Madriz hay 2 cooperativas de jóvenes y 2 de adultos que pertenecen a la Unión de cooperativas de Madriz (UNICOM R.L) organizadas en la federación FECODESA, desde el año 2008. Conocimos a Blanca, Flor, Estefanía, Emilse, José Santos, Santos Natividad, Misael y Rolando quienes nos compartieron diversos relatos respecto a la elaboración de este arte y el desafío de cultivar en zona seca, a su vez, cómo todo esto se logra cooperando genuinamente.


Tejiendo su historia

El tejido se aprende en la familia y viene de generación en generación. Así lo describió Misael:

“Yo vengo de una familia que se ha dedicado a eso porque mi abuelita, la tía, las otras que iban a venir hoy trabajan la parte del petate, lo que es con palma. 106 años tuvo esa dedicación, desde pequeña. Le enseñó a las hijas”

Las artesanías se trabajan en casa y el método para aprender es a través de la observación, así lo cuenta Flor:

“Habemos bastantes que tejemos ahí. La persona que le tiene interés le dice yo quiero aprender. Llega y se fija y se va fijando y va aprendiendo”

La labor la realizan tanto hombres como mujeres. En algunos casos ellas se encargan de tejer y ellos de garantizar el material (seleccionarlo, cortarlo, secarlo) y otros como José Santos o el compañero de Emilse también tejen:

“En la casa, mi compañero hace llaveros. Yo le enseñé a él. Primero pulseras y después llaveros. Ahora la niña también hace joyeritos y pulseras de bisutería”

Las nuevas generaciones aprenden el arte aunque no siempre se dediquen a la labor. Hay muchas personas que se dedican a otras profesiones, pero también otras que, aun después de ir a la universidad, continúan trabajando en la artesanía y participan en las ferias. Estar organizados/as ha evitado que migren y ha promovido distintas actividades que cubren las necesidades económicas. Misael describe la vida de la cooperativa como muy dinámica.

Existen también jóvenes que aprenden a tejer petate, pero después optan por otro tipo de artesanía. Así lo cuenta Emilse:

“Mi abuela trabaja en petate, mi mamá también. Ya a nosotros no nos gustó el petate. Voy a cumplir 6 años con artesanía de pino. Yo empecé con un diseño que me trajo mi mamá. A ella la invitaron a una capacitación. Con mi hermana nos ayudamos”.

Amistad con el territorio

Las personas con quienes conversamos elaboran artesanías de tule, pino y palma. Hay otras personas en la zona que también elaboran artesanías de barro y jícaro. El tule o tolli en Náhualt son matas espesas que crecen en torno a ojos de agua también conocidos localmente como chagüites. Su tamaño natural determina el tamaño del petate que se va a tejer.

De todos los elementos mencionados, el tule es quizás el que ha sufrido mayores cambios a lo largo del tiempo debido a la sequía de la zona. La escasez de agua ha tenido un impacto en la relación de las personas con la planta pues antes era accesible y ahora deben comprarlo a quienes tienen propiedad privada sobre el agua. Así lo cuenta Estefanía

“El tule era sin dueño. Antes se encontraba en cualquier río, El tule, ahora es escaso y delgadito. Lo van arrancando y se corta la raíz, le corta la patita, queda solo el moño. El que viene más pequeño es un petate pequeño, el hijo del tule, le llamamos. Del grande sale el petate grande. Se pone al sol bastante tiempito. Nosotras ya lo compramos seco”.

En el caso de la palma es una planta que tarda 15 años en crecer entre 1 y 1.5 metros. Se corta y se pone a secar durante 8 días. Si se corta cuando la hoja está abierta el tejido será de color verde y si se corta cuando la hoja está cerrada y se abre a la fuerza, se pone a secar y cambia al color seco.

Algunas personas compran el pino, en el caso de Emilse ella lo selecciona y lo corta cerca de su comunidad.

Flor explica el aprovechamiento que se le da al material para otras actividades diarias más allá de la artesanía:

“La palma se compra y se pone al secado igual que el tule para empezar a sacarlo. En el sector de la ceiba son varias familias que se dedican. El proceso siempre tiene que ser un material bien seleccionado. Lo que sacan de lo que va sobrando es lo que sacan las escobas. Lo que sacamos de ahí sirve para amarrar nacatamales”.

Trabajar en la artesanía tomó fuerza porque las condiciones ambientales de la zona exigían buscar nuevas actividades económicas. Así lo explicó Misael

“Viendo las condiciones que los climas, las sequías, tenemos que buscar la alternativa para que las condiciones socioeconómicas puedan mejorar. La artesanía es una alternativa que realmente hace que nos involucremos como familia porque lo que aprendemos de nuestros ancestros nosotros como jóvenes podemos ponerlo a la práctica”.

La elaboración de arte no es la única actividad económica. FECODESA, en conjunto con otras instituciones, ha realizado un acompañamiento participativo para la investigación, mejora y producción agroecológica de semillas resistentes a la sequía. Blanca explica que la mejor alternativa ha sido el millón porque el maíz requiere mucha agua. Pero para obtener una semilla de calidad se requirió de mucho tiempo y aprendizaje porque la que existía solo era apta para el consumo animal. Así describe Blanca el proceso de selección:

“El productor identifica entre miles, ese es el que me gusta. Entonces el mejorador selecciona su parte. Por ejemplo, esta tiene rendimiento, esta tiene características. Pero el productor es quien vive la realidad. Él dice: no esa no sirve porque no se puede comer. Usamos los dos en paralelo. El que selecciona cada uno. Porque el ya conoce su terreno”.

Economía política del arte

Quienes no elaboramos el arte somos meros consumidores/as y esto también implica una responsabilidad: conocer de dónde viene el producto que compramos y todo lo que hace posible su elaboración. Inclusive a nivel local hay prejuicios que impiden reconocer la labor de hacer arte como un trabajo, Flor compartió: “cuando caminaba con las maletotas de petates decían ahí va el árbol de navidad, y yo sentía que me partían el corazón pero no les hice caso”.

A medida que la realidad se hace lejana, más se desconoce, al punto de acostumbrarnos a mirar las artesanías como productos sin rostro, sin historia y hasta creemos que podemos decidir sobre los costos. Así lo explicó Emilse en el encuentro: “La gente dice ¿por qué tan caro? Hace poco fui a una capacitación del MEFCCA y una muchacha decía a veces decimos por qué tan caro pero no sabemos cuánto tiempo se tarda la persona”.

Todos/as viajan aproximadamente 2 horas desde sus comunidades hasta Totogalpa. Emilse sale a recolectar pino cada 8 días. Tarda tres días para elaborar una faja, dos días en la elaboración de 1 canasta grande y 1 cartera, un día en una caja pequeña para guardar joyas y un día para 24 aretes de pino. En el caso de los petates, el moño de tule cuesta C$50 córdobas y Flor y Estefanía requieren cuatro días para elaborar 1 grande, que tiene un costo de C$150 y un día para elaborar 1 pequeño que cuesta C$ 25. La elaboración de 1 canasta pequeña de palma le toma un día a José Santos. Cabe recalcar que antes de todo el proceso de impulso a la pequeña economía como política nacional, los petates costaban C$20.

La economía solidaria desde el cooperativismo representa un proceso de justicia ante la problemática antes planteada porque une a las personas que están realizando la misma labor y esto les da fuerza para pensar en conjunto estrategias para avanzar. Así lo dijo Estefanía “Todavía nosotros con los artesanos nos reunimos. Si no vendo yo, le vendo a otro artesano ya sea de Totogalpa o de otro lado o lo voy a dejar a Yalagüina o Palacagüina para que el producto no se quede ahí nomás. Si lo dejo mucho tiempo me lo come el ratón o la cucaracha o el comején”.

Además, la economía solidaria implica espacios de intercambio, venta y consumo a precios justos tanto para quienes venden como para quienes consumen. Esto ha permitido que artesanos/as y productores/as de todo el país se conozcan y compartan desafíos y aciertos de la actividad a la vez que se proyecta y reconoce el trabajo de cada región.

Así lo describió Misael desde la experiencia de la cooperativa multisectorial de jóvenes: “Aquí se comparte. Tal vez otro artesano está haciendo otro producto. Siempre se encarga una persona de ir a comercializar. Yo le compro a otro/a pero él se está ayudando y yo también me estoy ayudando”

Flor cuenta que en los años 90 el tule no valía nada. Este proceso de impulso económico a la economía popular, en este caso la conformación de cooperativas surge a partir del 2008, con el trabajo de FECODESA en coordinación con el MEFCCA. Blanca explica: “No era solo la semilla sino la familia, economía, educación. Uno dice cuando voy a trabajar solo voy a trabajar esta línea pero cuando va viendo se le va haciendo un montón”.

También se consolida en 2013 con la creación del parque nacional de ferias en Managua.

“Hicimos un contacto con la economía familiar, nosotros inauguramos ese parque de ferias. Fue una gran cosa que aprendimos como llevar nuestro trabajo afuera como chorotegas que somos”

Respecto a la feria también Misael comenta: “ahora que hay masividad de feria el productor se dedica con más entusiasmo”.

Algunas reflexiones desde Nicaragua

¿Cómo podemos asumir el desafío de la escasez de agua en nuestro municipio?

¿Cuál puede ser nuestro compromiso o aporte a la mejora del medio ambiente desde nuestra casa?

¿Quién define el valor del arte?

¿Qué compromisos podemos asumir como consumidoras/es del arte tradicional desde distintas latitudes?

¿Cómo podemos cuidar el tule y el agua, la palma y nuestra tierra? ¿Nuestra vida?

Gracias a todas las personas que participaron de esta conversación por haber viajado dos horas desde su comunidad para compartirnos su tiempo, arte, energía, historia y desafíos.