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Francisco Urrutia Aráuz, colaborador histórico del FSLN Francisco Urrutia Aráuz de 63 años de edad es un campesino originario de la comunidad de la Tunosa. En este testimonio cuenta sobre su experiencia como colaborador de los guerrilleros del FSLN y de los cuatro meses que pasó preso a merced de la Guardia Nacional después de haber sido denunciado por un guardia que estaba infiltrado en el campamento guerrillero donde Francisco llevaba mensajes clandestinos. *
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En el año 1978 yo comencé a trabajar como lechero donde don Alcides Valenzuela allí en el Pastoreo [4km al sur oeste de la ciudad de Estelí]. Ahí llegaba un sobrino de Don Alcides que se llamaba Alfredo Lazo. Ese Alfredo era guerrillero y Don Alcides le daba donde guardar cosas. Entonces ahí fue donde yo comencé a colaborar con él, con Alfredo Lazo. Después de la primera insurrección, la guerra de Septiembre que le llamamos, ahí en esa finca se estableció un campamento de guerrilleros. Pero desde antes yo ya estaba colaborando con el Frente, haciendo misiones para los campamentos, llevando mensajes hasta la Estanzuela donde había otro campamento en la finca de un señor que se llama Arturo Lazo. Ahí en ese campamento estaba el Zorro. Ahí conocí al Zorro, a Julio Ramos, a Pancracio, y a otros muchachos más. El trabajo mío de mensajero era totalmente clandestino entonces yo venía así escamulado como que iba a hacer mandados. Don Alcides tenía un hermano allí en el Limón entonces yo decía que iba para donde él, para donde Don Enoc. Pero en realidad pasaba de paso hasta allá a la Estanzuela. Un infiltrado nos denunció y la Guardia nos llevó preso Pero ya en marzo del '79 a mí me agarraron la Guardia y me llevaron preso. Llegaron de mañanita cuando yo estaba comenzando a ordeñar. Cuando me acordé ya estaba rodeado de guardias la finca y la casa. Éramos varios trabajadores que estábamos ahí ese día. Todos estábamos comenzando a trabajar en el momento que llegaron la Guardia. Y ahí nomas nos agarraron, nos pimponiaron y nos tenían tendidos en el suelo. ¡Cuál es el susto mío cuando miro que uno de los que había estado ahí en el campamento viene vestido de guardia! El mero día antes ese hombre había estado en el campamento. Ahí entendí que era infiltrado de la Guardia y sabía que había denunciado a toditos. Fue un milagro que no nos mataron ahí nomás. No lo hicieron porque Dios no quiso. Y allí hallaron armas en la finca, un buzón de armas que habían enterrado los compas del campamento. Yo no sabía que estaban enterrado ahí las armas pero ese cherri sí sabía. Y él les dijo a los otros guardias que yo había ido a ayudar a hacer los hoyos para enterrar las armas. Y dijo también que a mí me llegaban a entrenar. Pero no era cierto eso. Entonces ese día a mí y a Don Alcides Valenzuela nos agarraron y nos llevaron a Estelí presos. ¡Pero veníamos malmatados! Y ahí en el comando también nos agarraron y eso fue una golpeada bárbaro que nos dieron, viera. El día siguiente no podía levantarme, los guardias me habían desquebrajado Cuando estábamos metidos en el comando nos torturaron tratando de sacar más información de los campamentos, de quiénes eran los que andaban. Yo a algunos sí los conocían pero decía que no los conocía. No hablé. ¡Pero viera como nos dejaron! El día siguiente no me pude levantar de donde estaba recostado. Todo desquebrajado estaba. Yo no sé si me quebraron pero las costillas a veces todavía me duelen. Y los gonces de las manos también. Después de lo que nos hicieron no podía levantar la mano ni para comer. Y los dientes me los quebraron también. Estuve ahí preso en el comando casi el mes. Ahí nos tenían muertos de hambres y sin beber agua. A veces nos dejaron una semana sin beber agua y sin comer. Y no nos dejaban dormir. A cada rato llegaban en una ventana a estarnos apuntando el arma y diciendo que nos iban a matar y que por esos perros - que eran los compas - que por esos perros no dormían ellos. Despuesito de la guerra de abril ya nos mandaron para Tipitapa a la cárcel Modelo. Y ahí lo mismo - a aguantar hambre. Tal vez nos daban de comer a los tres días, pero era una migajita que nos daban. Una migajita de frijoles sancochados y arroz, pero todo jediondo a gas, todo sucio estaba. Ahí en el Modelo si bebíamos un poquito más agua. Desde la cárcel escuchábamos pasar los aviones que iban a bombardear al pueblo Estando ahí en la cárcel nosotros sabíamos que estaba dura la guerra porque nosotros oíamos pasar los aviones que iban a bombardear al pueblo. Y escuchábamos el tirazón de los compas con la Guardia. También había un muchacho que tenía una radio escondido y entonces nos pasaba información por que él escuchaba las noticias. Entonces nos dábamos cuenta de algunas cosas. Ya el 18 de julio la guardia se fue y nos dejó enllavados. El 19 ya no amaneció la guardia ahí en la Modelo, solo amaneció un comandante que acababan de trasladar ahí. Era un comandante de la guardia pero por cuenta estaba colaborando con el Frente. Entonces él buscó unas llaves, porque el otro comandante que se fue se llevó las llaves de él, pero al final halló unas y nos abrió las puertas. Como a la hora de habernos liberado dicen que llegaron unas camionadas de guardias que venían a matarnos. Ellos ya venían huyendo de las compas que estaban tomando Managua, pero pensaban pasarnos matando primero. Y como nos habían dejado enllavados, han de haber dicho, "están fáciles." Cuando no nos hallaron dicen que ahí nomás se dieron vuelta y se fueron. Y entonces después nosotros a buscar cómo venirnos para Estelí. Tuvimos suerte porque un amigo mío que le decíamos "el dañino," que era de apellido Peralta, ese amigo pasó y nos dio raid. Pero no llegué a mi casa hasta el 21. Y toda mi familia asustada como pensaban que estaba muerto. Todo mundo pensaba que nos habían matado por lo que en todos los comandos la guardia había matado a los reos. |